Fernando Pessoa. Dancemos al son de la poesía
“Ni
siquiera soy poeta: veo”. Con este verso comenzamos el viaje hacia el inmensurable
orbe de la poesía.
Este
hombre nació en el año de 1888 y falleció, a causa de la cirrosis, a los 47
años de edad, dejando una enorme cantidad de textos poéticos. Su nombre es Fernando Pessoa, un poeta sin
querer serlo, creador de diversas personalidades. Hombre con corazón de niño,
infatigable observador y un desmesurado amor por la naturaleza se refleja en su
poesía.
En
esta ocasión les compartimos dos de sus poemas: el primero es de su heterónimo
Álvaro de Campos y el segundo es de Alberto Caeiro.
Disfrútenlos.
LISBOA REVISITADA
NO: NO quiero nada.
Ya te dije que no
quiero nada.
¡No me vengan con
conclusiones!
La única conclusión
es morir.
¡No me vengan con
estéticas!
¡No me hablen de
moral!
¡Aparten de aquí la
metafísica!
No me pregonen
sistemas completos, no me alineen conquistas
de las ciencias (¡de
las ciencias, Dios mío, de las
ciencias!)
̶
¡De las ciencias, de
las artes, de la civilización moderna!
¿Qué mal hice a todos
los dioses?
¡Si poseen la verdad,
guárdensela!
Soy un técnico, pero
tengo técnica sólo dentro de la técnica.
Fuera de eso soy
loco, con todo el derecho a serlo.
Con todo el derecho a
serlo, ¿oyeron?
¡No me fastidien, por
amor de Dios!
¿Me querían casado,
fútil, cotidiano y tributable?
¿Me querían lo
contrario de esto, de lo contrario de cualquier
cosa?
Si yo fuese otra
persona, les daría a todos gusto.
¡Así, como soy,
tengan paciencia!
¡O déjenme que me
vaya al diablo solo!
¿Para qué hemos de ir
juntos?
¡No me toquen en el
brazo!
No me gusta que me
toquen en el brazo. Quiero estar solo,
¡ya dije que soy un
solitario!
¡Ah, que fastidio
querer que sea de la compañía!
O cielo azul – el mismo
de la infancia ̶ ,
¡eterna verdad vacía
y perfecta!
Oh suave Tajo ancestral
y mudo,
¡pequeña verdad donde
el cielo se refleja!
¡Oh amargura
revisitada, Lisboa de antaño de hoy!
Nada me das, nada me
quitas, nada eres que yo me sienta.
¡Déjenme en paz! No
tardo, yo nunca tardo…
¡Y mientras tarda el
Abismo y el Silencio quiero estar solo!
POEMA X
Si muero pronto,
sin poder publicar
ningún libro,
sin ver la cara que
tienen mis versos en letras de molde,
ruego, si se afligen
a causa de esto,
que no se aflijan.
Si ocurre, era lo
justo.
Aunque nadie imprima
mis versos,
si fueron bellos,
tendrán hermosura.
Y si son bellos,
serán publicados:
las raíces viven
soterradas
pero las flores al
aire libre y a la vista.
Así tiene que ser y
nadie ha de impedirlo.
Si muero pronto,
oigan esto:
no fui sino un niño
que jugaba.
Fui idólatra como el
sol y el agua,
una religión que sólo
los hombres ignoran.
Fui feliz porque no
pedía nada
ni nada busqué.
Y no encontré nada
salvo que la palabra
explicación no explica nada.
Mi deseo fue estar al
sol o bajo la lluvia.
Al sol cuando había
sol,
cuando llovía bajo la
lluvia
(y nunca de otro
modo),
Sentir calor y frío y
viento
y no ir más lejos.
Quise una vez, pensé
que me amarían.
No me quisieron.
La única razón del
desamor:
así tenía que ser.
Me consolé en el sol
y en la lluvia.
Me senté otra vez a
la puerta de mi casa.
El campo, al fin de
cuentas, no es tan verde
para los que son
amados como para lo que no lo son:
sentir es distraerse.
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